Un repaso por la extensa
carrera de El Cuarteto de Nos que con sus particulares letras cautivó a toda Latinoamérica.
¿Qué cuarteto está compuesto por tres integrantes? El oxímoron que se desprende del nombre de la banda, formada por el compositor principal Roberto Musso en voz y guitarra, Ricardo Musso en guitarra y coros, y Santiago Tavella en bajo, es la primera pista para entender a estos uruguayos que comenzaron su carrera musical a principios de los ochenta con canciones satíricas, irónicas y con mucho humor absurdo.
Los hermanos Musso no solían ocupar sus tardes en
salir a jugar al futbol, ni sus noches en recorrer bares o boliches. En vez de
eso, prendían un grabador e inventaban un programa de radio en una ciudad
ficticia que traía invitados bizarros con situaciones surrealistas, como
Andamio Pijuán, que se bañaba siempre en alquitrán, o Juan Bojorge Ocorbojón,
que nunca pudo acertarle a una tirada de balero.
Al conocer en el liceo a Santiago Tavella, otro músico
que tenía el mismo sentido del humor que ellos, decidieron tocar juntos. No fue
hasta conocer las composiciones extrañas de Leo Maslíah que se animaron a
ponerle palabras a sus armonías y así editaron su primer longplay, en el año
1984, compartido con Alberto “Mandrake” Wolf bajo el sello Ayuí. Musicalmente,
el Cuarteto se ampararía en el post punk de los Clash mezclado con melodías del
jangle pop de los Smiths.
Cuatro años más tarde, y ya con Álvaro Pintos como baterista
fijo, logran tener su primer LP propio, Soy
una arveja. En él y en los dos siguientes (Emilio García de 1989 y Canciones del corazón de 1991) cobran vida los personajes inventados en
aquella radio, junto con otros aún más polémicos, como el que aparece en “Enamorado
de un pollo” donde el yo lírico se lamenta porque el amor que le tiene al ave no
es correspondido, o “El deforme”, una persona que pide por su muerte ya que
nació desfigurado en todo su cuerpo.
El contexto social avalaba estas expresiones tan
extremas: la dictadura uruguaya extendida entre 1973 y 1985 dejaba a una
juventud hambrienta por manifestarse y los temas previamente censurados sin
sentido (como “Crece la croqueta”, una inédita del Cuarteto que habla de… una
croqueta que crece) podrían ver la luz sin problemas. Las presentaciones en
vivo del cuarteto eran igual de insólitas que sus canciones: disfrazados de
viejas, emitían chistes asquerosos y comentarios revulsivos.
El boom y la masividad en Uruguay llegaría con Otra navidad en las trincheras, editado
en 1994 Ante la indiferencia de Ayuí al editar Canciones del corazón solo en cassette (omitiendo el clásico vinilo
y el naciente CD), el álbum subsiguiente fue concebido con total independencia
artística. A pesar de la paupérrima tapa (una foto con disparador automático) Otra navidad fue disco de platino en apenas seis meses.
“Ta, grabemos
cualquier cosa, total, ¿quién lo va a escuchar?” diría Ricardo Musso en “Otra
Navidad en las trincheras” el libro de Ignacio Martínez que analiza la placa,
en su momento la más vendida en Uruguay. Ese “cualquier cosa” sería el
nacimiento de una de las características más principales del cuarteto, la
mezcla de los géneros. Desde el punk rock de “El primer oriental desertor” y el
vals de “Manfreddi” hasta el trance electrónico de “El putón del barrio” y el
protoreggaeton de “El calzoncillo a rayas”.
Sus próximos cuatro materiales de estudio (Barranca abajo, El tren bala, Revista “¡Esta!” y Cortamambo) amplificarían este amalgama de
estilos agregando más condimentos a la sopa de canciones. En cuanto a las
letras, lo asqueroso e incongruente se transformaría en cómico y delirante,
tratando situaciones como un amorío con una vampira, estar a favor de matar las
ballenas, o la eterna discusión entre uruguayos y argentinos por la
nacionalidad de Gardel, determinando que el famoso tanguero era peruano.
La única carencia que tenía la banda era la calidad
del audio. Si bien en los primeros trabajos no se podía esperar mucho por el
equipamiento precario que tenían los estudios en su momento, los discos de los
90s no tenían el espectro de frecuencias cubierto de forma pareja, logrando así
un sonido débil. En el 2004 la banda decide renovarse y trabajar por primera
vez con un productor, eligiendo a Juan Campodónico (conocido por su trabajo en Sea y Eco de Drexler) para
regrabar un grandes éxitos y modernizarse en el sonido.
Así como Otra
Navidad en las trincheras los disparó a la masividad en el país charrúa, Raro (2006) sería la catapulta para Latinoamérica
entera. En este disco abundan las guitarras flacas del indie rock de los
Strokes y los Libertines, que se cruzan con un Roberto Musso apretando todas
las sílabas posibles en su inédito rapeo. En su nuevo estilo letrístico, Roberto
aborda las contradicciones personales y canta en primera persona situaciones
cotidianas pasadas por su constante filtro irónico “Yendo a la casa de Damián”,
y “Ya no sé qué hacer conmigo” comenzarían a ser los nuevos himnos en esta
nueva mutación de los montevideanos.
En medio de su primera gira a Colombia, Chile y
Paraguay, Roberto Musso seguiría afilando su pluma rapera, para meter la mayor cantidad
de palabras posibles, quitándole espacio a otros instrumentos. Esto causaría el
alejamiento de su hermano Ricardo Musso de la banda luego de Bipolar (2009), argumentando que “Ya no había lugar para tocar la guitarra”. Tras la partida de “Riki”, el
ya establecido cuarteto necesitaría una pata más para seguir su camino.
Casi como una ironía más, Santiago Marrero y Gustavo
Antuña se sumaron a la banda en teclados y guitarra, respectivamente, formando
un quinteto. Esta nueva formación seguiría empujando la roca del rap-rock de Raro y Bipolar en sus próximos dos
discos Porfiado (2012) y Habla tu espejo (2014). Este último
sería el primer álbum en contener solo canciones de Roberto, a la vez de ser el
más introspectivo y personal, llegando a hablar del nacimiento de su hija y el alzheimer
de su madre.
Con viajes ya anuales a toda América del Sur y México,
y con varias nominaciones y premiaciones en los Grammy Latino, El Cuarteto
parece no tener techo. Luego de Apocalipsis
Zombi (2017), donde Roberto critica al sistema, este año lanzarán su
decimosexto álbum Jueves grabado en
el icónico Sonic Ranch con cuatro productores diferentes. Siguiendo con su
estilo, no debería sorprendernos que el disco saliera un viernes.